En 1983, un dibujante de 24 años muy conocido por ese entonces llamado Akio Nakamori, da la primera definición literario sobre los integrantes de la comunidad Otaku. El los definió de la siguiente manera:
"Se trata de una persona delgada, medio anémica, con anteojos de marco plateado, que se le cae el pelo por encima de la frente. Es como un cerdito blanco, con el pelo cortado como con molde. Si es una mujer, de piernas gruesas y medio blancas. Se sienta al fondo del aula y pasa inadvertida, de apariencia triste y con pocos amigos. Si es un hombre, le gusta ciencias, pasa hora viendo computadoras en las tiendas, anteojos gruesos, y es el primero en hacer fila para pedir autógrafos de sus artistas prederidos. De apariencia frágil, estudia en un lugar reconocido"
El perfil que se tenía sobre estos sujetos ha cambiado significativamente en los últimos años por el que se explicó a detalle en la primera entrada: retomando, fan de los mangas y ánimes, que adopta el estilo de vestimenta, maquillaje y comportamiento de sus personajes favoritos. Por otro lado, existe un suceso verdadero, que tiene como lugar protagonista a Japón, el cual marcó la historia de los otakus y los puso en el mapa hasta hoy en día.
La siguiente fotografía pertenece a Tsutomu Miyazaki.
En 1989, Tsutomu Miyazaki raptó y asesinó a varias colegialas. En el lugar del crimen, su habitación, la policiía encontró más de seis videos entre ánimes y películas japonesas que pondrían los pelos de punta a cualquier conservador de aquel entonces.
La prensa, en vez de profundizar en el caso, buscó la salida más facil y polémica: asoció la obsesión del asesino en serie con su afición por los ánimes y las películas japonesas. Además, cabe mencionar que el sujeto era considerado un Otaku, motivo por el cual la población japonesa empezó a generalizar este pensamiento negativo hacia la comunidad Otaku e inclusive hasta la fecha existen personas que consideran a los miembros de esta comunidad como parte de una secta satánica que adoran al diablo y sus secuaces; sin embargo, este pensamiento no puede ser más erróneo.
¿seis o seis mil videos se encontraron en su casa?
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